Muchos pueblos y ciudades siguen manteniendo sus antiguos quioscos de la música en lugares estratégicos, parques y zonas de reunión. Sin embargo, estos templetes han pasado de ser del lugar donde la música se hacía oír, a simples elementos decorativos que destacan por su belleza y por su aspecto melancólico. Muchos de estos quioscos han desaparecido y a la inmensa mayoría no se le da el lugar que merece ya que apenas se pone en valor ni como interés turístico ni como elemento arquitectónico destacado. Desde Costasur.com, queremos contribuir a su puesta en valor y, por ello, dedicamos esta entrada a los quioscos de la música y a su historia.

La historia de los templetes de la música
Generalmente, los templetes actuales datan del siglo XIX y principios del XX: algunos de ellos sustituyeron a los originales que, con el tiempo, se deterioraron. También en el período de la Ilustración surgen estas edificaciones coincidiendo con la construcción de plazas de estilo Neoclásico. Los parques, las alamedas y jardines; todo desde una concepción del mundo muy romántica que, por supuesto, incluía la difusión de la música y el disfrute en contacto con la naturaleza.
Fueron los propios ayuntamientos quienes los impulsaron para popularizar la cultura musical que había sido exclusiva de los ambientes más adinerados.
En este auge de cultura popular, nacen los quioscos para la venta de productos, flores, periódicos… y también los quioscos de la música. En su caso, fueron los propios ayuntamientos quienes los impulsaron para popularizar la cultura musical que había sido exclusiva de los ambientes más adinerados y por la burguesía; o que, simplemente, se había reducido a desfiles militares y ceremonias religiosas. Así, los quioscos se convierten en los protagonistas de la música y en el lugar central donde bandas municipales y artistas varios espanden su sonido para la gente del pueblo. Su aparición coincide, además, con la creación de las escuelas de música.

Foto histórica del precioso quiosco de la música de Chiclana (Cádiz)
Construcción para la buena acústica
El emplazamientos de los quioscos de la música se realizaba normalmente en lugares de gran actividad social: en las plazas principales y zonas muy céntricas. También se elegían zonas donde el río estuviera cerca. Se pretendía que la belleza del entorno armonizara con la música y las zonas amplias contribuían a expandir el sonido hacia toda las direcciones.


Los primeros templetes se construyeron en madera y luego vino el hierro. Sus tres partes: basamento, columnas y cubierta; están conformadas de manera tal que los quioscos eran y son sólidos en su base y ligeros en el resto de elementos. Su posición elevada en el terreno permitía tanto que se pudiera visualizar a quienes ejecutaban la música como que la onda sonora alcanzara todas las direcciones.
Arquitectónicamente hablando destacan por su gran belleza. No obstante, recientemente muchos han desaparecido por construcciones de aparcamientos subterráneos u otras actuaciones urbanísticas. Sin embargo, algunos resisten esperando ser re-descubiertos. Sin lugar a duda, un espacio para el arte que merece volver a ser centro de la magia y de la música.